Noche de tensión y vigilancia en Melilla. Cientos de inmigrantes esperan al otro lado de la valla que separa la ciudad autónoma de Marruecos para saltar e intentar acceder a territorio español tal y como sucedió el pasado fin de semana, cuando casi medio millar trató, sin éxito, de pasar al otro lado de esta barrera.Durante toda la noche se han intensificado las tareas de control por parte de la Guardia Civil que por medios aéreos y terrestres ha tratado de frenar cualquier posible intentona.
De hecho, el helicóptero de la Benemérita preparado a tal efecto ha sobrevolado la ciudad durante toda la noche a modo disuasorio. Su ruido no ha dejado dormir a muchos vecinos de la ciudad, pero también ha advertido a los inmigrantes (la mayoría sub-sahariano) de que no podrán pasar a España.
Aunque es complicado elaborar una cifra concreta del número de inmigrantes que están preparados para dar ese salto a la vaya, las autoridades locales estiman que son casi mil. Algunas fuentes afirman que son muchos más los que realmente aguardan su turno.
Mientras, voces locales advierten del fenómeno y se atreven a compararlo con los problemas surgidos en el norte de África durante el verano y otoño de 2005, cuando Meilla, Ceuta y Canarias sufrieron importentes oleadas de inmigrantes que trataban de acceder a nuestro país. Se estima que entonces unos 3.500 sin papeles llegaron a través del primero de estos puntos.
La diferencia con respecto a esos casos estriba en el posible origen de este comportamiento. Mientras que en aquellos años la bonanza económica de nuestro país ejercía de efecto llamada, en esta ocasión, según fuentes locales, está en la crisis económica.
Los países del entorno sufren las consecuencias de estos problemas y dejan a sus ciudadanos salir en busca de mejores oportunidades para evitar protestas locales, al tiempo que reducen los controles ante los recortes también planteados por la Unión Europea en materia de control de fronteras al sur del Viejo Continente.
