miércoles, 5 de septiembre de 2012

Barroso confía en la intervención del BCE para salvarguardar el euro


Si el lunes era el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, quien apostaba por la compra de deuda de los países en problemas por parte de la institución continental, ayer el máximo dirigente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, siguió la misma línea al defender la intervención del organismo regulador en el mercado para salvarguardar el euro. A cambio de la ayuda comunitaria, el portugués defendió exigir condiciones a los Gobiernos para garantizar que prosiguen con las reformas.
«Por supuesto que el BCE hará todo lo necesario para sostener la moneda única, por definición. El primer mandato de ese organismo es la propia existencia del euro, no es solo la estabilidad de precios», explicó el mandatario durante un discurso ante los jefes de delegación de la Unión Europea.
«Cuando hay amenazas a la integridad de la unión monetaria, la entidad reguladora tiene por supuesto el derecho de intervenir e intervendrá», resaltó el presidente de la Comisión en vísperas de la reunión del consejo de gobierno del BCE que se celebrará mañana y en el que la autoridad monetaria tiene previsto debatir la activación de un nuevo programa de compra de bonos.
Sin embargo, Barroso abogó porque la entrada de la institución continental en el mercado de deuda no se convierta en un papel en blanco para los países que lo necesiten. Al contrario, el dirigente comunitario subrayó que las exigencias deben continuar. «El BCE, no puede dar el mensaje de que los Estados miembros pueden continuar con políticas presupuestarias irresponsables y niveles insostenibles de deuda y falta de supervisión. No podemos volver a descubrir que la realidad de los sistemas financieros no era exactamente la que se nos decía», indicó Barroso sin citar directamente a España o Italia.
El presidente de la Comisión Europea insistió en que la eurozona necesita «respuestas a corto plazo a la inestabilidad», y, para ello, los Estados miembro deben proseguir con la consolidación fiscal y las reformas.
No obstante, también dejó claro que «el corto plazo no es suficiente», por lo que los líderes europeos deben trabajar al mismo tiempo en la definición de «un horizonte más largo».
El resultado final, según el dirigente, deberá ser una «supervisión conjunta de las políticas económicas». «Está claro que en una unión monetaria, un país no puede perjudicar a otros», subrayó.

Elevados intereses. En la senda de las últimas intervenciones de Draghi y Barroso, los presidentes de Italia y Francia, Mario Monti y François Hollande, que se reunieron ayer en Roma, pidieron a la UE y al BCE que hagan lo que sea necesario para salvar la moneda única. Ambos líderes expresaron su confianza en que los mandatarios continentales lograrán alcanzar soluciones para Grecia y España en la próxima cumbre de los días 18 y 19 de octubre.
A este respecto, el presidente francés subrayó que los elevados intereses de la deuda de estos Estados no estaban justificados y debían ser puestos bajo control.
Por su parte, el primer ministro transalpino pidió a las instituciones continentales que reconozca los esfuerzos realizados por los países de la eurozona más afectados por la crisis.
En el otro lado de esta batalla sobre la intervención del BCE sigue Alemania, aunque su canciller Angela Merkel abría el lunes una ventana a la esperanza al asegurar que su Gobierno reconocía la independencia de este organismo. Sobre esta cuestión y la fortaleza del euro dialogó ayer con el presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que estuvo en Berlín, iniciando así una ronda de consultas con Alemania, Francia, Grecia e Italia.